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La esperanza la mantiene con vida

 

 

Ana Ligia Puerta de Tamayo a sus 63 años de edad cuenta como ha sido víctima del conflicto armado en Colombia mediante la desaparición de su hija en Urabá.

Puerta de Tamayo es una madre soltera que en 1997  se vio en la obligación de  abandonar su ciudad de origen debido a los grupos paramilitares en Urabá , por lo cual decidió viajar con su hija y sus tres nietos a la ciudad de Medellín con el fin de salir adelante y tener la posibilidad de establecerse en un lugar que le proporcionara seguridad tanto a ella como a su hija y sus tres nietos.

Al llegar a Medellín, Ana Ligia se contactó con una señora conocida que le brindó posada por unos días mientras se acomodaba en la ciudad, fue una época  muy difícil puesto que tardó mucho tiempo en buscar un lugar estable en el que pudiera vivir con su familia hasta que finalmente se instaló en Manrique.

Luego de tres años de haberse establecido en la ciudad de Medellín su hija viajó a Urabá para visitar algunas amigas que seguían viviendo en ese lugar, aunque su madre Ana le insistió que no volviera, finalmente su hija le pidió el favor de que se encargara de sus 3 nietos mientras ella viajaba, pues solo iba a ser por unos días.  Luego de emprender su viaje Ana no volvió a saber nada de su hija ya que en ese entonces la comunicación era muy complicada puesto que no había teléfono y vivían en el campo, luego de dos meses de que su hija se fue, el cuñado de Ana pudo comunicarse con ella para darle la noticia de que su hija se había ido para Currulao a mercar en un caballo y no volvió a subir, luego le contaron que la habían arrojado a un lado de la carretera y como nadie sabía quién era ella, unos trabajadores de la bananera dijeron que la habían recogido.

Transcurrido algún tiempo, Ana tomó la decisión de regresar a Urabá con la esperanza de encontrar el cuerpo de su hija pero no había ningún rastro de ella, sus nietos de 5 años, 4 años y 3 años comenzaron a preguntarse por su madre y Ana les dijo que se había ido a pasear y no había regresado; cuando los niños fueron creciendo Ana buscó la manera de contarles lo que había sucedido y aunque ellos asimilan lo ocurrido de una manera muy triste y con preocupación, su abuela ha sido una guerrera y es como una madre para ellos.

Tras la tragedia de su hija, luego de 7 años Ana fue a la fiscalía donde le dieron información acerca de la fundación Madres de la Candelaria explicándole que las personas que asistían a la fundación también presentaban el mismo problema que ella y es por esta razón por la que decidió integrarse a la fundación.

La fundación Madres de la Candelaria ha sido un apoyo muy grande en todo el proceso del conflicto, es dijo que se habmente para darle la noúnico apoyo que ha recibido Ana y considera importante  sentirse escuchada, ya que no quiere que su caso como el de muchas personas que pasaron por su misma situación quede impune, todavía guarda la esperanza de encontrar los restos de su hija, de igual manera considera que su experiencia es un ejemplo de vida que puede ser de ayuda para que las demás personas que han sido víctima del conflicto armado lo superen como ella lo hizo.

Dentro de las actividades realizadas en la fundación para La reconstrucción de la memoria realizan un plantón afuera de la iglesia de la Candelaria con las fotografías de sus hijos y manualidades con el fin de recordar como eran sus vidas anteriormente, manifestando su dolor.

Inicialmente Ana no era capaz de expresar sus sentimientos pero la ayuda prestada por la fundación ha permitido que sea más abierta con los demás y es una oportunidad de sentirse conectada con personas que han pasado por su misma situación o incluso por cosas peores y que se han convertido en su segundo hogar.

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