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LA LUZ DE MIS OJOS

 

 

En lo más recóndito del pasillo se encontraba la oficina 407 de un edificio que apenas se encontraba en remodelación en medio de vendedores ambulantes y tabernas del centro de esta hermosa ciudad, se abre la puerta y es allí cuando me encuentro cara a cara con una peculiar mujer de baja estatura, cabello corto castaño oscuro, ojos café claros, una piel perturbada por las arrugas que dan cuenta de las grandes batallas que ha luchado , pero antes que nada una esplendorosa sonrisa que le ilumina el rostro e irradia su  alegría.
 

Una pequeña oficina es el reciento habitual de ella y de ochenta mujeres más que como ella misma las califican “son mi vida todas y cada una de ellas, podría decir a ojos cerrados que las amo más que a mi propia familia”. El lugar aunque un tanto estrecho irradia pujanza y esas interminables ganas por salir adelante. En mi interminable fascinación me interrumpe su melodiosa voz diciendo “Mucho gusto mi nombre es Teresita Gaviria Urrego soy la líder de la fundación madres de la candelaria” y su cara refleja el orgullo que siente  al pronunciar cada una de esas palabra pues nadie tiene la madera de crear, sacar adelante y llevar a cuestas el peso de toda una fundación y además de esto ser una víctima directa del conflicto con sus once familiares que son la motivación más grande para que ella siga a la cabeza de esta fundación a pesar de las múltiples amenazas por parte de las FARC y los diferentes obstáculos económicos; pero la gran carrera en pro de la vida, la verdad y la justicia de esta guerrera no iniciaron con esta fundación pues años atrás había sido la secretaria general del estadio, haciendo grupos de convivencia entre el Nacional y el Medellín, se considera a sí misma una conciliadora innata y además de esto se ha formado y preparado académicamente para efectuar cada una de sus conciliaciones con total éxito desde el ámbito familiar hasta en temas de tanta envergadura como lo es tratar con las víctimas del conflicto armado en Colombia.

Pero como bien dicen por más escuelas y universidades por las que uno pase o se instruya no hay mejor universidad que la propia vida, Teresita siempre se había mostrado como una mujer que le daba fuerza, compañía y apoyo a quien más lo necesitaba pero jamás se imaginó y como ella misma lo dice “nunca estuve preparada para ser víctima” La muerte de su padre a mano de las FARC fue el primer golpe que le dio la vida pero lo que ella no sabía era que está solo la estaba preparando para que unos años más adelante sin pena ni gloria la vida misma que se lo había dado, le quitara sin explicación alguna un 5 de enero 1998  a su único hijo Cristian Camilo Quiroz Gaviria , él era lo que ella más amaba era “ la luz de sus ojos” pues hoy al verla se le nota que sea quien sea quien se  halla llevado a su hijo no se percató de lo que se llevaba a su paso , no sabía que al llevarse a Cristian Camilo se estaba llevando más de media vida de su madre, la cual hoy después de 16 años un poco más resignada al dolor, a la perdida y al desconsuelo de no saber ni tener pistas aunque sea del cuerpo de su hijo lo que más se cuestiona es ¿Quién es?¿ Aun es madre? O con desaparición de su hijo dejo de serlo? “Cuando un mujer le matan a su marido se le llama viuda, cuando un hijo pierde a sus padres se le llaman huérfanos, pero cuando una madre pierde a su hijo, a eso ¿cómo se le puede llamar? ¿Soy huérfana de hijo? Dígame usted yo quien soy”- agrego entre sollozos- pero tal vez esta pregunta no sea lo único que perturba su mente y su corazón, tal vez el día que se enteró por parte de uno de las FARC que  muy seguramente su hijo había sido uno de los  jóvenes que desmembraron y tiraron al rio Magdalena fue lo que más la devasto, lo que destrozo el alma pues como ella misma afirma : “Es que nadie ese da cuenta el dolor que yo llevo por dentro” sus ojos se llenan de lágrimas y la alegría abandonan su rostro “Pero había que seguir y mi hijo hoy es mi mayor motivación”- agrego.

Hoy teresita se califica a sí misma como una mujer fortalecida, una mujer que ha dejado atrás la rabia y el rencor que tenía hacia la policía que fue la que retuvo y entrego a su hijo Cristian Camilo a los paramilitares para ganarse un rango. A pesar de los miles de obstáculos y del dolor constante de su alma Terecita ha sacado muchas fuerzas para continuar liderando su fundación ya que además de esto ha estado muy dedicada los niños huérfanos por el conflicto , se ha instruido y ha estudiado mucho para fortalecerse y ayudar más a su fundación.

Teresita Gavirira hoy quiere que ella y su historia sea una gran motivación para todas las madres de la candelaria debido a que las víctimas se tienen que unir y trabajar de la mano pues esa es una de las mayores problemáticas de  las víctimas del conflicto en Colombia ya que el gobierno no se interesa en estas personas y no ponen de su parte en una restitución integral.

Esta mujer de sesenta años hoy es ejemplo a seguir de miles de jóvenes y mujeres, es la inspiración de muchas fundaciones para seguir adelante ante cualquier adversidad, nadie sabe el dolor con el que vive el otro, ni las causas de las decisiones que ha tomado en su vida, ella nos enseña que antes de actuar uno debe ponerse en los zapatos del otro, porque hoy estas bien pero nadie te asegura que mañana no seas una víctima más del conflicto armado.

 

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